Todo lo que hemos vivido es recordado de diferentes maneras...
Cada situación.
Cada instante.
Cada momento es diferente.
Y, en qué se diferencian, os preguntaréis.
Sencillo:
"En el sabor y en el olor".
Sí, podéis reír si gustáis; pero también podéis quedaros conmigo a saborear cada instante y oler cada momento.
Cuando vivimos una situación no somos conscientes de esto, pero con el paso del tiempo, si nos paramos a pensar... cada instante tiene su propio olor, y su propio sabor.
Cuando nos enfadamos... un regusto amargo se posa en nuestra lengua.
Cuando nos hieren... un sabor agrio nos hace escupir dolor.
Cuando nos equivocamos... un gusto ácido nos produce ardor de estómago.
Y en todas estás situaciones el vacío se posa en nuestra barriga y el olor a la pérdida, a la soledad, al abandono... en nuestra nariz.
Cuando nos divertimos... un regusto picante nos inunda de alegría.
Cuando sonreímos... una sensación salada nos infunde felicidad.
Cuando amamos... un sabor dulce nos colma de bienestar.
Y en todas estas ocasiones la satisfacción alimenta nuestra barriga, nuestro cuerpo, nuestra alma y los olores a vida, a amistad, a compañía, a amor, a felicidad... alimentan nuestro espíritu.
Cierto es que hay momentos que no huelen, pero sí pueden ser paladeados; y en otros, sucede a la inversa.
Y también es verdad que cada uno de nosotros huele y saborea las situaciones de diferentes maneras.
Así, en mi caso...
Cuando me enfado, lloro, me equivoco, me siento culpable... mi boca sabe a angustia, tristeza, lágrimas, decepción... Un sabor desagradable, agrio, que me cierra la garganta y me impide tragar. Un olor nauseabundo y detestable que dificulta mi respiración. En ocasiones, es más doloroso el sabor y el olor, que la propia situación...
Cuando es al contrario, la cosa cambia.
Si me divierto... un sabor picante y, al mismo tiempo, almibarado, se cuela en mi paladar y el olor a la compañía que más aprecio me hace sonreír.
Si sonrío de felicidad... la sal de la vida me hace la boca agua y los olores de la naturaleza se cuelan en mi nariz... Margaritas ¡mis favoritas!
Si amo... un sabor dulce, picante, salado; dulce, picante, salado... alimenta mi hambre y un único perfume, el de Él hace que inspire profundamente para sentirlo más cerca.
Es curioso como podemos llegar a relacionar diferentes situaciones con olores y sabores parecidos. Tal vez, por eso, al ser humano le cueste olvidar...
El hambre de vivir, el gusto por saborear cada momento y el olor de la belleza son demasiado poderosos como para ignorarlos.
Me gustan los juegos... Y habitúo a proponeros alguno, así que... ¿qué os parece este?
La próxima vez que os sintáis felices, pensad en el sabor o el olor de la situación y después, intentad recordar otras situaciones con esas mismas sensaciones... ¡No podréis dejar de sonreír en todo el día!
¡Saboread y Oled! ^^