viernes, 5 de agosto de 2011

Madre no hay más que una...


"Noche calurosa. Silenciosa. Tranquila. Sombras creadas por la luz de las farolas. Dos mujeres. Madre e hija, pasean bajo la luz de éstas. Sus risas rompen el silencio nocturno. No importa de qué ríen, simplemente lo hacen.


- Entonces, ¿eres feliz? - pregunta la madre.

Un largo suspiro que termina en una amplia sonrisa. Una mirada llena de luz y vida dirigida hacia esa pregunta.

- Sí. Lo soy. Y mucho. Soy muy feliz, mamá.

- Me alegro, cielo. Es lo único que deseo. Que seas feliz, que disfrutes de cada momento y cada día.

- Y eso es lo que estoy haciendo. ¿No lo ves? - añade sonriendo.

Su madre la observa, feliz por ella pero ante la mirada de su hija no pasan desapercibidas esa tristeza, ese cansancio, esa nostalgia que a su madre la embargan. 

- Lo veo, cariño. Pero necesito que me lo digas. Quiero que seas feliz, verdaderamente feliz. Y que no te arrebaten esa felicidad.

- Lo sé, mamá. Pero eso no es posible. Si fuera por ti yo jamás sufriría, y continuaría siendo feliz de por vida, con una sonrisa que jamás desaparecería.

La madre ríe, aunque fríamente.

- Sí. Ya sabes que si fuera por mí sería así.

- Pero tú también sabes que aunque no quieras que sufra, sufriré; antes o después, pero no se puede aprender sintiendo únicamente la felicidad. Y aun menos disfrutar de cada cosa que nos ofrece la vida.

La madre observa a su hija. Tiene razón. Lo sabe. Y no podría estar más orgullosa de ella. Ha crecido. Ha aprendido muchas cosas a pesar de su juventud y vive con ansias por continuar aprendiendo.

- Sí. Eso también lo sé, cariño. Pero así somos las madres, no lo puedo evitar.

- Mamá, si pudiera evitar sufrir, lo haría; pero no por el hecho de no dejar de sentir la felicidad, sino para que tú no dejarás de sentirla. Porque otra cosa que sabemos las dos es que en el momento en que yo no sonrío, tú no puedes ser más infeliz.

Un silencio vuelve a inundar la calle.

Una risa entrecortada lo rompe. La madre se vuelve a su hija. Sonriendo, aunque con la mirada apagada, acongojada.

- Cariño, lo que tú sientas, yo lo siento. Es algo inevitable, pero por lo que yo sienta no te debes preocupar, simplemente sé feliz todo el tiempo que puedas y sonríe cuando quieras, pero si llegado el momento necesitas llorar, llora; porque muchas veces el medio para alcanzar la felicidad es a través de las lágrimas."







Porque son ellas las que nos lo dan todo desde que nacemos. Porque nos miman. Nos hacen rabiar. Nos castigan. Nos premian. Nos consuelan. Nos entienden. Nos apoyan. Nos aman.


Es posible que tengan razón y que nosotros los hijos no sepamos qué significa o qué es ser madre, porque eso es algo que se sabe en el momento en que se es. Pero sí sabemos lo que puede significar una madre para un hijo, y eso es, sin duda, lo que verdaderamente nos hace comprender la necesidad de que estén a nuestro lado.

Gracias.

6 comentarios:

  1. Me encanta!! :) Simple y llanamente! ^^
    Muaaakaas! :)

    ResponderEliminar
  2. jajajaja Pues, en tal caso, simplemente, ¡¡me alegro!!
    Besos, amore! ^^

    ResponderEliminar
  3. ¡Coño! qué bonico ^^
    me ha encantado este post, le he echado un ojo al blog en general y también me gustan tus otras entradas, se te da bien escribir :)

    ResponderEliminar
  4. @Dro Este comentario... me ha encantado!! No podía haber sido más espontáneo ni más sincero!
    Muchísimas gracias por este comentario y por creer que escribir se me da bien, me anima pensar que hay gente que piensa eso! ^^
    Un besazo!

    ResponderEliminar
  5. Preciosa la entrada, te sigo (:
    http://creatingworlds14.blogspot.com/

    ResponderEliminar
  6. Muchas gracias!! Me anima saber que te gusta y que quieres seguir leyéndome!
    Ahora mismo me meto en tu blog! ^^
    Un beso!

    ResponderEliminar