Esperar...

Llega un momento en el que te detienes a pensar y es entonces cuando te das cuenta de que hagas lo que hagas, nada sucederá.

Por eso lo único que puedes hacer es ESPERAR.

Todos esperamos en algún momento algo, cualquier cosa, para unos más importantes para otros sin valor, pero siempre esperamos; en la vida esperar es algo que no puede faltar pues es lo que hacemos la mayor parte del tiempo que la constituye.

Tal vez la espera sea larga, insoportable y para muchos, una estupidez; pero da igual en qué modo lo hagamos siempre terminamos esperando: una señal, una visita, un saludo, una cita, una reunión, una mirada, una sonrisa, una llamada...

Yo esperaré, como lo he hecho otras tantísimas veces, no siempre espero lo que termina ocurriendo pero siempre espero con ilusión y esperanza que llegue a suceder algo.

¿Por qué?

Porque prefiero que suceda algo, lo que sea, tanto si alimenta mi ilusión como si acaba con ella, pues al menos habrá ocurrido lo que tenía que ocurrir y no habré esperado en vano, por no hablar del hecho de que significará que lo sucedido me hará sentir algo.

Si lo que llegue a sentir me produce la tristeza, lo terminaré aceptando, aprenderé algo nuevo y continuaré esperando a lo que el tiempo quiera que ocurra. Si, por el contrario, me hace feliz; disfrutare mientras dure y una vez que llegue a su fin, podré afirmar que sentí algo bonito que siempre mantendré en mis recuerdos y volveré a esperar ansiosa a que en otra ocasión la espera regrese con preciosas emociones.

Seguiré esperando... ¿Y vosotros?